¿Qué es la desregulación emocional?
La desregulación emocional es la dificultad para gestionar emociones.
Para entender mejor qué es la desregulación emocional, podemos hablar primero de cómo son las emociones y cómo una persona típicamente responde ante sus emociones, para contrastar con lo que ocurre en casos de desregulación emocional.
¿Qué son las emociones?
Cuando pensamos en emociones solemos pensar en sensaciones fisiológicas internas en nuestro cuerpo.
Por ejemplo, cuando pensamos en el enojo, podemos imaginar una sensación de calor que nos recorre, o de tensión muscular. Cuando pensamos en tristeza, podemos imaginar una sensación de ganas de llorar, o distensión muscular.
Pero, en realidad, las emociones traen consigo mismas aparejados cambios en sus impulsos de acción, en la motivación a comportarse de una manera determinada.
También incluyen cambios en el estilo de pensamiento, y el tipo de pensamientos que experimento en el momento. Entonces, una comprensión completa de las emociones incluiría reconocer que vienen aparejadas con determinadas:
- Sensaciones corporales
- Impulsos de acción
- Pensamientos
Por ejemplo, una persona enojada además de sentir tensión muscular y calor en el cuerpo, suele pensar pensamientos del estilo "Lo que hizo ella fue injusto", "Él es un imbécil", "Tengo razón". Además, orienta su atención hacia un obstáculo o algo que esté impidiendo cumplir una meta valiosa. Es decir, experimenta pensamientos como parte de la respuesta emocional.
Además, experimenta impulsos de acción.
La persona enojada puede realizar movimientos corporales bruscos, agitar sus brazos, levantar el tono de voz, e incluso insultar, golpear objetos, o personas. Es decir, experimenta impulsos de acción como parte de la respuesta emocional (y a veces, los lleva a cabo).
Entonces, ¿Qué ocurre cuando hablamos de desregulación emocional?
Todas las personas podemos experimentar todo tipo de emociones. Es decir, no hay emociones "malas" o patológicas, sino que toda emoción cumple una función en su contexto adecuado.
La alegría me impulsa a conectarse con otras personas, y orienta mis pensamientos hacia la apertura.
El enojo me impulsa a defenderme de posibles amenazas, y orienta mis pensamientos a identificarlas.
La tristeza me impulsa a tomar distancia socialmente, y orienta mis pensamientos a procesar una pérdida.
etc.
Cada emoción puede impulsarnos a actuar de manera funcional en determinados contextos (ej: experimentar alegría en una fiesta) y traer consecuencias disfuncionales si actuamos según esta emoción en otro contexto (ej: experimentar alegría al escuchar a mi pareja comentarme que su madre ha muerto).
Cuando experimentamos desregulación emocional, actuamos según nuestras emociones independientemente del contexto, sufriendo las consecuencias.
¿Cómo es que experimentar desregulación emocional trae consecuencias?
Veámoslo con un ejemplo práctico primero:
Imaginemos, que estamos trabajando en nuestra oficina cuando nuestro supervisor nos cita, y nos marca un error en nuestro trabajo. Nos brinda feedback en donde menciona otras instancias en que hemos cometido errores, y nos sugiere un plan de acción para mejorar nuestro desempeño.
¿Cómo respondemos en esa situación?
En el caso de contar con habilidades de regulación emocional, puedo experimentar mi emoción ante la situación (Vergüenza, tristeza, o tal vez enojo), y sus pensamientos aparejados e impulsos de acción. Sin embargo, puedo regular la respuesta emocional, y elegir cómo responder en lugar de reaccionar automáticamente.
Puedo priorizar mi objetivo de preservar mi trabajo y cuidar mi vínculo personal con el supervisor por sobre mi respuesta emocional. Puedo primero utilizar habilidades para navegar exitosamente la interacción con mi supervisor (aunque por dentro sienta enojo, vergüenza, o lo que sienta), y, más tarde, puedo explorar mi respuesta emocional.
¿Están justificados mis pensamientos, o son incongruentes con los hechos?
¿Si son acordes a los hechos, son acordes en cuanto a su intensidad, o la magnitud de mi emoción es desmedida?
¿Hay algo diferente que pueda aprender de esta situación?
De esta manera, pude:
- Identificar mi emoción
- Identificar mis objetivos en la situación (preservar el trabajo, cuidar el vínculo con mi supervisor)
- Navegar la interacción con mi supervisor exitosamente
- Explorar mi respuesta emocional (incluyendo pensamientos e impulsos de acción), y aprender de la experiencia.
Notemos que en este caso, la gestión emocional exitosa no implica suprimir o no experimentar emociones, sino, justamente, gestionarlas.
En cambio, ¿Qué pasaría si no cuento con herramientas para poder gestionar mis emociones?
Dejaría que las mismas tomen el control de mi, mis acciones, y mi forma de pensar.
Si mi supervisor me marca un error, puedo sentir tanta angustia al punto de largarme a llorar desconsoladamente.
Si mi supervisor me marca un error, puedo sentir tanta vergüenza que falte al trabajo o presente mi renuncia al otro día.
Si mi supervisor me marca un error, puedo sentir tanto enojo que lo insulte, lo difame, o me queje con su superior (incluso cuando su crítica pudo haber sido válida).
En otras palabras, perdemos de vista los objetivos verdaderamente valiosos e importantes para nosotros.
Priorizamos los pensamientos e impulsos de acción sugeridos por la emoción, por sobre nuestras metas y objetivos importantes a largo plazo. Las emociones modifican nuestros pensamientos como parte de la respuesta emocional, y, como si fuera una ola, me dejo arrastrar por esta emoción, pudiendo decir o hacer cosas que hace minutos jamás hubiera pensado.
De esta manera, al experimentar emociones constantemente, se vuelve muy difícil sostener objetivos estables en el tiempo si no cuento con habilidades de regulación emocional.
¿Por qué experimentamos desregulación emocional?
Para explicar la desregulación emocional, la teoría con mayor apoyo es la teoría biopsicosocial. Esta teoría implica que la desregulación emocional es multicausal, no pudiendo atribuirse a un único factor.
a nivel biológico, ocurre algo muy importante:
Sabemos que las personas con desregulación emocional experimentan emociones con mayor frecuencia que otras personas, las experimentan con mayor intensidad, y su duración suele ser mayor que en otras personas, experimentando un lento retorno a la calma. Es decir que ante un mismo estímulo, pueden experimentar emociones más intensas que otras personas, con mayor facilidad, y por más tiempo.
Esto no es observable a simple vista.
Lo que nos conduce al segundo factor: El ambiente social invalidante.
La diferencia en reactividad emocional no es observable a simple vista. Lo único que es observable, es el comportamiento: Lo que la persona dice, hace, y expresa. Entonces, con frecuencia las personas con desregulación emocional son juzgadas por sus reacciones.
Esto puede ocurrir incluso cuando es bien intencionado.
Por lo general, las estrategias para calmar nuestras emociones que sirven para la mayoría de las personas pueden no ser las más adecuadas para personas con desregulación emocional. Así, la persona que intenta calmar a la otra puede usar estrategias del estilo:
- Minimización ("No es para tanto", "Estás exagerando", "No es tan grave")
- Relativización ("A mi me paso peor", "Por lo menos no te pasó otra cosa")
- Invalidación ("Tenés un problema", "No te sientas así", "Basta ya", "Dejá de llorar")
Estas estrategias pueden ser efectivas para algunas personas, en algunos casos, pero definitivamente no lo son para personas con desregulación emocional. Con frecuencia reciben estos mensajes no por malas intenciones de su entorno, sino porque el entorno no sabe cómo responder ante la elevada reactividad emocional.
Como resultado, la persona con desregulación emocional puede sentirse hipersensible al rechazo y las críticas, al haber escuchado estos mensajes con frecuencia. Y, adicionalmente, no poseer herramientas para gestionar su respuesta emocional.
Por el contrario, aprenden a esconder.
Ante recibir estos comentarios, pueden intentar suprimir sus respuestas emocionales. De esta manera evitan ser juzgados. Pero, como consecuencia, la persona crece con dificultades para poder reconocer sus emociones, identificarlas y diferenciarlas.
Y, por sobre todo, no recibe herramientas para hacer algo con ellas cuando inevitablemente aparecen, más que intentar suprimirlas.
Juntando los diferentes factores, la elevada reactividad emocional, y el ambiente invalidante, es que se desarrolla la desregulación emocional.
Además, es importante notar que todos los aspectos de nuestra vida involucran respuestas emocionales. El trabajo, estudio, vínculos de pareja, familia, amistad, hobbies, deporte, alimentación, salud, todo es un contexto propicio para generar respuestas emocionales.
¿Es un trastorno de salud mental?
La desregulación emocional no es un trastorno de salud mental, el mismo no aparece tipificado en el DSM.
La desregulación emocional es comprendida como un proceso transdiagnóstico. Es un proceso que funcionalmente genera muchas de las dificultades que personas con diferentes diagnósticos de salud mental experimentan.
El Trastorno Límite de la Personalidad, o TLP, es uno de los trastornos según el DSM más estrechamente vinculado a la desregulación emocional. Sin embargo, muchos profesionales prefieren hablar de desregulación emocional más que de TLP, ya que el nombre puede confundirse para implicar que hay algo mal en la personalidad del individuo, lo cual es incorrecto. La desregulación emocional brinda una descripción más precisa y útil sobre qué es lo que está ocurriendo.
¿Qué puedo hacer si creo que experimento desregulación emocional?
Lo ideal es comenzar con un espacio de terapia. En la misma van a poder realizar una evaluación exhaustiva para poder ayudarte.
Para profesionales:
En nuestra Formación integral en terapia basada en evidencia, vemos sobre la DBT (terapia dialéctico conductual), la terapia recomendada para trabajar desregulación emocional y TLP. Si te interesa aprender más sobre el tema, podes inscribirte en la formación, o contactarnos para supervisión.
Equipo PsicólogosTCC
